EL APARATO DIGESTIVO
El tracto digestivo es un tubo muscular que tiene la función de descomponer la comida en sustancias para que la circulación sanguínea pueda absorberlas y distribuirlas a las células, además de eliminar los productos de desecho.
La circulación absorbe directamente algunos nutrientes como las sales minerales y el agua; en cambio, las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas tienen que convertirse en moléculas más pequeñas antes de poder ser absorbidas. Así, los hidratos de carbono se dividen en azúcares simples (monosacáridos), las grasas en glicerol y ácidos grasos y las proteínas en aminoácidos.
Los procesos mecánicos y químicos de la digestión se llevan a cabo al mismo tiempo, de modo que se convierten en un proceso único en el cual pueden distinguirse cuatro fases:
Ingestión, o entrada de los alimentos en el tubo digestivo, es decir, la masticación y la deglución.
Digestión, o transformación de los alimentos en sustancias más sencillas, es decir, el conjunto de los procesos que se realizan en la boca, el estómago y el intestino, por los cuales los alimentos se degradan en sus componentes esenciales.
Absorción, o incorporación a la sangre de las moléculas resultantes de la digestión, es decir, de los nutrientes obtenidos a partir de los alimentos y que, después de atravesar las paredes del tubo digestivo, pueden llegar a los vasos sanguíneos del aparato circulatorio, previo paso por los vasos linfáticos, y después a todas las células del organismo.
Defecación, o expulsión al exterior de las sustancias no aprovechables de los alimentos.
ANATOMÍA DEL APARATO DIGESTIVO
El tubo digestivo se extiende desde la boca hasta el ano, tiene una longitud media de entre 9 y 12 m y ocupa, sucesivamente, la cara, el cuello, el tórax y el abdomen.
A lo largo del tubo digestivo, en las paredes de sus órganos se distinguen tres capas, una interior o mucosa, una media o celulosa y otra exterior o muscular, a las cuales se añade una cuarta de naturaleza serosa, en la porción de tubo digestivo situada por debajo del diafragma, la túnica peritoneal. Desde el punto de vista topográfico, el tubo digestivo comprende la boca, la faringe, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso y el ano.
BOCA
La boca es la cavidad que forman los labios y los dientes delante, las mejillas a los lados, la parte superior del paladar óseo arriba, el suelo de la boca y la lengua abajo y el paladar blando y la úvula (velo del paladar) detrás.
Las encías son la parte de la mucosa de la boca que cubre los maxilares, donde se encuentran implantados los dientes.
Hasta la edad de seis o siete años los dientes son diez en cada maxilar y se denominan dientes temporales o de leche. En el adulto se encuentran 16 dientes permanentes en cada arcada dentaria.
Existen cuatro tipos diferentes de dientes:
• Los incisivos, cuatro en cada maxilar, dos a cada lado, tienen la función de cortar.
• Los caninos, dos en cada maxilar, inmediatamente después de los incisivos, tienen la función de desgarrar.
• Los premolares, cuatro en cada maxilar, dos a cada lado, a continuación de los caninos, tienen la función de triturar.
• Los molares, seis en cada maxilar, tres a cada lado, después de los premolares, también tienen la función de triturar.
En la boca se encuentra la lengua, que es un órgano muscular insertado en la base de la boca y se extiende hasta el final de la faringe, justo delante de la epiglotis. En ella se encuentran también las glándulas salivales, situadas debajo de la oreja y fuera de la mandíbula (glándulas parótidas), bajo la lengua (glándulas sublinguales) y debajo de la mandíbula (glándulas submaxilares). Cada glándula parótida elimina la saliva a través de un tubo que desemboca en la cara interna de la mejilla, en su porción más central y que se denomina conducto de Stenon.
FARINGE
La faringe es un órgano muscular y membranoso, de unos 14 cm de longitud, que se encuentra por delante de la columna vertebral y va desde la base del cráneo hasta la entrada de la tráquea y el esófago. Se divide en tres regiones: la superior o nasal, la media o bucal y la inferior o laríngea. En la parte superior o nasal de la faringe desemboca la trompa de Eustaquio, procedente del oído medio.
A ambos lados de la parte media o bucal de la faringe se encuentran las amígdalas, dos masas de tejido linfoide muy importantes en la defensa del organismo. La parte inferior o laríngea es el tramo final que está conectado con la laringe.
ESÓFAGO
El esófago es un conducto muscular y membranoso que se extiende desde la faringe hasta el estómago y está situado detrás de la tráquea.
Entra en el estómago a través de un orificio denominado cardias, después de atravesar el diafragma, ya que el estómago se encuentra debajo de él.
Más abajo del diafragma existe una membrana serosa que tapiza todas las paredes de la cavidad abdominal y la pelvis y los órganos que están contenidos en ellas: el peritoneo. El peritoneo tiene una hoja parietal unida a las paredes y otra visceral adherida a los órganos, y entre ellas existe una pequeña cantidad de líquido peritoneo que favorece y permite el desplazamiento fácil de los órganos entre sí. Además, entre las hojas del peritoneo los vasos sanguíneos, los linfáticos y los nervios penetran en los diferentes órganos abdominales.
ESTÓMAGO
El estómago está situado debajo del diafragma y a continuación del esófago. La entrada del estómago es el cardias y la salida el píloro.
Se encuentra en la zona central superior del abdomen, el epigastrio, y se relaciona con la mayoría de los órganos abdominales: el bazo a la izquierda; los riñones, el páncreas y el duodeno detrás; el colon transverso debajo, y el diafragma y el tórax arriba.
En él se distinguen tres partes: el fondo, que se adapta a la concavidad del diafragma, el cuerpo y el antro, situado inmediatamente antes del píloro.
El peritoneo que recubre el estómago forma unos repliegues a través de los cuales penetran en él los vasos sanguíneos y los nervios, conocidos como epiplones, en los que existen importantes acumulaciones de grasa.
INTESTINO DELGADO
El intestino delgado es un tubo que se extiende desde el píloro hasta la válvula ileocecal, donde se une con el intestino grueso. Su longitud es entre 6 y 8 m y su diámetro disminuye de arriba abajo desde 30 hasta 15 o 20 mm.
Consta de tres porciones:
• El duodeno es una porción fija y situada en la parte posterior del abdomen. Está dividido en cuatro porciones y en él desembocan el conducto pancreático, que conduce la secreción del páncreas, y el colédoco, procedente de la vesícula biliar.
• El yeyuno y el íleon ocupan la mayor parte del abdomen inferior. Están sujetos a la pared posterior por un repliegue del peritoneo denominado mesenterio, por dentro del cual penetran en ellos los vasos sanguíneos y los nervios. Estas partes del intestino delgado se distribuyen formando circunvoluciones que se dirigen a todos los lados, denominadas asas intestinales.
El páncreas se sitúa debajo y detrás del estómago, abrazado por el duodeno y constituido por estructuras glandulares que secretan enzimas digestivas y hormonas como la insulina.
INTESTINO GRUESO
El intestino grueso está formado por segmentos que se extienden desde la válvula ileocecal hasta el ano. Su longitud aproximada es 1,5 m y su diámetro va disminuyendo de 70 hasta 25 o 30 mm.
Todo el intestino grueso consiste en una capa mucosa y muscular con fajas musculares alternadas que hacen que la pared intestinal tenga un aspecto ondulado. Cada una de estas abolladuras se denomina austra.
El intestino grueso está formado por varios segmentos:
• El ciego, la porción inicial, está situado a la altura de inserción de la válvula ileocecal, en él se encuentra el apéndice vermiforme, que ejerce funciones de órgano linfático.
• El colon se inicia encima del ciego y consta de tres partes: el colon ascendente, que discurre por la derecha del abdomen; el colon transverso, situado debajo del hígado y el estómago, y el colon descendente, que baja por la parte izquierda del abdomen hasta llegar a la zona de la cresta ilíaca del hueso coxal de la pelvis.
• El recto está situado a continuación del colon descendente y se halla localizado en el interior de la pelvis, formando una letra S, que se conoce como sigma. En el hombre, el recto se encuentra situado detrás de la vejiga; en la mujer, detrás del cuello del útero y la vagina.
• El ano está a continuación del recto, separado por los dos glúteos y a unos 20 o 25 mm por delante del cóccix. Es una estructura fundamentalmente muscular que abre y cierra la salida del tubo digestivo al exterior (esfínter anal).
FISIOLOGÍA DIGESTIVA
Existe una estrecha correlación entre los procesos mecánicos y químicos que se realizan en el tubo digestivo y los órganos que lo componen.
Masticación
La función digestiva empieza en la boca. Todo el interior de la cavidad bucal está tapizado por un tejido epitelial (mucosa), que se mantiene humedecido gracias a la secreción de las glándulas salivales. La saliva consiste en el 99 % de agua y el 1 % de sales diversas, albúmina, mucina y una enzima llamada ptialina o amilasa salival. La secreción de saliva es constante, pero aumenta durante la masticación y en los instantes previos al inicio de la comida.
Todas estas estructuras intervienen en la fase de digestión mecánica que se realiza en la boca. Los dientes trituran y desgarran los alimentos, mientras la lengua los mueve para facilitar su masticación y su mezcla con la saliva, además de favorecer la estimulación de las terminaciones nerviosas del gusto que existen en la lengua.
Como resultado de la masticación se forma una masa de alimento triturado denominada bolo alimenticio. Ésta es la parte estrictamente mecánica de la digestión, aunque también se efectúa una parte de digestión química, a cargo de la ptialina, que convierte los hidratos de carbono complejos en azúcares sencillos, por ejemplo, maltosa.
Deglución
Desde la boca, el bolo alimenticio pasa a la faringe, órgano en que confluyen el tubo digestivo y el aparato respiratorio. En su parte superior la faringe comunica con las fosas nasales y hacia abajo continúa por delante con la tráquea y por detrás con el esófago.
La deglución es un proceso complejo durante el cual la lengua empuja el bolo alimenticio hacia atrás. El paladar blando y la úvula tapan la comunicación superior de la faringe con las fosas nasales y la epiglotis tapa la entrada a la vía respiratoria, de modo que el bolo alimenticio sólo puede pasar hacia el esófago.
El esófago tiene entre 20 y 25 cm de longitud y comunica la faringe con el estómago. Su interior está cubierto con una capa mucosa de tejido epitelial, rodeada por dos capas de tejido muscular de fibras lisas que contribuyen de manera activa al viaje del bolo alimenticio mediante la formación de unos movimientos en forma de ondas que se conocen como movimientos peristálticos.
Digestión
En la fase de la digestión de los alimentos interviene la mayoría de los órganos del aparato digestivo:
• Las glándulas salivales intervienen en la fase bucal de la digestión mediante la producción de la saliva, que inicia la digestión de los hidratos de carbono, y el moco, que permite la mezcla del alimento para formar el bolo alimenticio.
• El estómago recibe el bolo alimenticio procedente del esófago y en él se realizan unos movimientos peristálticos complejos que permiten la mezcla total de los alimentos con los jugos digestivos que secretan sus células. El jugo gástrico está formado por diferentes sustancias que producen las células secretoras de su pared: el ácido clorhídrico interviene en la destrucción de bacterias y ayuda a la acción de otros enzimas; el moco actúa como lubricante y protector de la mucosa contra la acción del ácido; el enzima pepsina descompone las proteínas en unidades más simples llamadas polipéptidos y péptidos y el enzima lipasa descompone las grasas en glicerol y ácidos grasos. En el estómago también se lleva a cabo en parte la absorción de algunas sustancias como el agua, el alcohol y algunos medicamentos. La masa predigerida de alimentos que se forma en el estómago y pasa al intestino se denomina quimo.
• A continuación del estómago empieza el intestino delgado. En su primera porción, llamada duodeno, desembocan el conducto pancreático, que transporta el jugo pancreático del páncreas, y el conducto colédoco, procedente de la vesícula biliar, donde se almacena la bilis.
En la mucosa del duodeno existe un gran número de glándulas que secretan moco protector y el jugo intestinal, que contiene diversas enzimas digestivas que degradan las grasas, los polisacáridos, los disacáridos y los polipéptidos, por ejemplo, maltasa, lactasa, amilasa y lipasa. Esta mucosa también contiene células que secretan enzimas, activadoras de otras sustancias que intervienen en la digestión y hormonas, por ejemplo, la secretina, que activa la secreción del páncreas. La primera función del intestino delgado es, pues, la digestión del quimo mediante la acción del jugo intestinal, la bilis y el jugo pancreático.
• La bilis procedente del hígado también participa en la digestión de los alimentos, en concreto en la emulsión de las grasas para que puedan ser absorbidas. La bilis también tiene la función de neutralizar la acidez del quimo y es un vehículo para que el hígado elimine numerosas sustancias tóxicas, que se excretan a través de ella. El páncreas es una glándula mixta que secreta dos tipos de sustancias: por un lado el jugo pancreático, que participa activamente en la digestión a través de las enzimas que lo componen (amilasa, maltasa, lipasa y tripsina), por el otro la hormona insulina, que interviene en la regulación del metabolismo de los hidratos de carbono, en concreto de la glucosa.
La absorción de los nutrientes se realiza en especial a través de la mucosa del intestino delgado, sobre todo de las dos porciones que siguen al duodeno: el yeyuno y el íleon. No obstante, la absorción de sustancias se realiza también en otras zonas del tubo digestivo:
• En el estómago se absorbe agua, además de alcohol y algunos medicamentos.
• Al intestino delgado llega el quimo procedente del estómago y que acaba de digerirse en el duodeno, donde se convierte en un líquido más claro denominado quilo, que se absorbe a través de las microvellosidades intestinales del yeyuno y el íleon, de manera que los nutrientes pasan a la sangre y a la linfa mediante mecanismos de transporte activo. Cada uno de los nutrientes sigue una vía distinta de absorción: los monosacáridos procedentes de los hidratos de carbono y los aminoácidos procedentes de las proteínas penetran en los capilares sanguíneos de cada vellosidad, desde allí son llevados a través de la vena porta hasta el hígado, donde son transformados, y luego se procede a su almacenamiento y distribución por todo el organismo; los ácidos grasos y la glicerina proceden de la digestión de las grasas, atraviesan la vellosidad intestinal y pasan a los vasos linfáticos, donde son transportados en forma de minúsculas gotas de grasa, denominadas quilomicrones, a través de los vasos linfáticos hasta el torrente sanguíneo sin necesidad de pasar por el hígado.
• En el intestino grueso se lleva a cabo la absorción de la mayor parte del agua.
Eliminación
En el intestino grueso se encuentran numerosas bacterias, denominadas flora bacteriana intestinal, que se encargan de realizar la transformación de los restos de los alimentos no digeridos procedentes del intestino delgado.
Además, en el intestino grueso se reabsorbe agua, sales minerales y vitaminas, a la vez que los residuos no digeribles y no aprovechables son comprimidos para formar las heces, que deben su color característico a un pigmento amarronado que contiene la bilis. El olor característico de las heces se debe a los mecanismos químicos de putrefacción y fermentación de los productos fecales que causan las bacterias existentes en el intestino grueso.
Por último, gracias a las bacterias del colon, se originan algunas vitaminas indispensables para la vida, por ejemplo, la vitamina K y la vitamina B.
La última actividad que se realiza en el tubo digestivo es la defecación. Los restos de la alimentación avanzan a través del colon mediante movimientos ondulantes de la pared, que pueden ser contracciones peristálticas (similares a las del resto del tubo digestivo) y movimientos de segmentación.
En la parte final del intestino grueso, el recto, se acumulan temporalmente las heces antes de ser eliminadas mediante la defecación. Cuando las heces acumuladas ejercen una presión suficiente sobre la pared, se desencadena el denominado reflejo de la defecación. La abertura y cierre del ano puede controlarse de manera voluntaria, es decir, puede contenerse durante un tiempo o puede favorecerse mediante la contracción voluntaria de los músculos abdominales.
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