CELULAS TEJIDOS Y ORGANOS
Los elementos unitarios o primarios que constituyen el organismo se denominan células, que son sumamente pequeñas y no se ven a simple vista. Una célula es una unidad de vida y contiene en su interior todas las instrucciones necesarias para formar otra célula exactamente igual a ella, en un proceso de división celular que se denomina mitosis.
Cada una tiene los medios necesarios para fabricar la mayoría de los materiales que necesita y obtener del exterior los que no puede crear, y además posee la capacidad de eliminar los productos de desecho y generar la energía que necesita para llevar a cabo todas sus actividades. Sin embargo, las células no trabajan solas, actúan junto con otras, constituyendo tejidos. La unión de gran cantidad de un tejido o de varios de ellos da lugar a la formación de un órgano.
La célula está formada por una membrana exterior que la protege y que le permite relacionarse con el medio externo, un núcleo, donde se encuentra toda la información necesaria para sus actividades, contenida en los genes que forman los cromosomas, y un espacio interior, el citoplasma, donde hay una serie de pequeños órganos celulares que tienen diferentes funciones, por ejemplo, la respiración celular, la obtención de energía, la digestión y la síntesis de proteínas.
Los cromosomas incluidos en el núcleo celular están formados por una sustancia especial, el ácido desoxirribonucleico (ADN), en cuya molécula se contiene codificada toda la información necesaria para la estructura y las funciones de la célula.
Existe una gran variedad de células diferentes, según sea su adaptación a un órgano concreto, aunque todas cuentan con los mismos componentes. Las únicas células que tienen características diferentes en su composición son las células reproductoras o germinales (espermatozoides y óvulos), que contienen sólo la mitad de la información genética, lo que les permite unirse entre sí, procedentes una del padre y otra de la madre, para formar un nuevo ser.
Tejido linfático. Tiene características tanto del tejido conjuntivo como del sanguíneo y forma parte del sistema inmunológico, que es el encargado de la defensa del cuerpo contra las infecciones. Se encuentra en los ganglios linfáticos, el bazo y el timo y en las paredes del tubo digestivo y del árbol respiratorio.
Tejido nervioso. Consta de una red en la cual existen dos tipos de células básicas: las neuronas, que transmiten y reciben impulsos eléctricos a través de las fibras que se proyectan desde el cuerpo de la célula, las células de la neuroglia, que desempeñan un papel de soporte. La materia gris del cerebro y la médula espinal están constituidas principalmente por los cuerpos neuronales, mientras que la materia blanca está formada sobre todo por las fibras nerviosas celulares.
Tejido cartilaginoso. Existen diferentes tipos de cartílago: el elástico tiene una estructura semirrígida que permite, por ejemplo, el movimiento de la epiglotis y las vibraciones de los cartílagos que sujetan las cuerdas vocales; el fibrocartílago es duro y a la vez elástico, como, por ejemplo, en los discos intervertebrales, la sínfisis púbica y algunas articulaciones; el hialino es el más común y cubre los extremos de los huesos en las articulaciones móviles, forma la parte final de las costillas en su unión con el esternón y se encuentra en la nariz, los pabellones auriculares y la tráquea; además forma los huesos de los niños antes de que empiecen a osificarse.
Tejido conjuntivo. También existen distintos tipos, e incluso el hueso puede considerarse un tejido conjuntivo especial: el laxo, por ejemplo, cumple la función de relleno y conexión con otros tejidos, sirve de soporte al tubo digestivo y los vasos sanguíneos y está presente bajo la piel; por él circulan abundantes vasos sanguíneos y nervios. El denso está formado por apretadas fibras de una sustancia llamada colágeno, que le confiere su elasticidad y resistencia; se encuentra, por ejemplo, en los tendones, los ligamentos y la dermis de la piel.
Tejido óseo. Tiene dos tipos principales: denso y esponjoso. El hueso presenta una estructura rígida y fuerte para apoyar los tejidos blandos del cuerpo, a la vez que sirve como sistema de almacenamiento de calcio.
Tejido sanguíneo. Se compone de varios tipos de células y un líquido rico en proteínas denominado plasma. Las células de la sangre son: glóbulos blancos o leucocitos (intervienen en la defensa contra las infecciones), glóbulos rojos (transportan oxígeno) y plaquetas (intervienen en la coagulación de la sangre).
Tejido adiposo. Se compone de células que acumulan grasa y sirve como almacén de energía, aislante bajo la piel y protección de algunos órganos.
Tejido epitelial. Se encuentra en la epidermis (capa exterior protectora en la piel) y las mucosas (recubrimiento del interior de los órganos huecos); de él derivan las glándulas.
Tejido muscular. Puede ser de tres tipos: esquelético o estriado, que está compuesto de largas células musculares contráctiles llamadas fibras musculares, dispuestas en haces, y que intervienen en los movimientos voluntarios, liso, que está presente en la pared de todos los órganos huecos, por ejemplo, el tubo digestivo, el útero, la vejiga urinaria y los vasos sanguíneos y se contrae de manera involuntaria, y miocárdico, que es una forma especial de tejido muscular estriado que sólo se encuentra en el corazón.
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